Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

miércoles, 26 de enero de 2011

ALICIA

Porque ayer mi hija Alicia cumplió 6 años ...
Porque un día leí que Alicia es nombre de princesa...



El día que la princesa Alicia nació, el mundo era blanco. Un espeso manto de nieve lo cubría todo, incluido el aire que sabía a invierno.
Alicia lloró, rasgando el silencio con el impulso de su nueva vida. Sus mejillas se tiñeron de rojo y sus labios se llenaron de la canción que le susurraba la luna llena, una luna que presidió el cielo solo para ella.

Alicia crecía, era una niña serena y callada. Sus enormes ojos negros lo observaban todo: el bullicio de las hojas en otoño, los gritos del fuego calentando las frías noches de invierno, la dulce sinfonía que preludia el inicio de la primavera y las risas que llenan todas las noches del verano. Nada se escapaba a sus ojos, a su alma.

Pero la princesa Alicia a veces no era feliz. No conseguía disfrutar de todo aquello que llenaba sus sentidos. Todo para Alicia contenía un problema y no podía evitar que las lágrimas resbalaran por sus mejillas formando un mar de tristeza que la separaba de la felicidad. Y ese mar cada vez era más grande y profundo.
Nadie podía consolar a Alicia. Ni sus padres, ni sus hermanos, nadie de su familia conseguía impedir que derramase esas lágrimas que cada vez acrecentaban más el mar de su tristeza. Los sabios del reino celebraron un consejo para resolver el problema, pero todo fue inútil.

Pero la noche antes de cumplir seis años, algo extraño sucedió en la habitación de Alicia. Hacía frío y la niña se cubrió con un espeso edredón frabricado expresamente para ella. No tardó en sentir que el sueño la llamaba y justo cuando iba a darle la mano para visitar junto a él un nuevo país mágico, una voz la llamó dulcemente. Alicia pensó que estaba soñado, pero la voz era muy intensa. Se sentó sobre su cama y observó muy despacito mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad. Nada. Pero la voz seguía llamándola:

- Alicia, ¡Alicia! -el sonido de aquella llamada era dulce, aterciopelado, como si todas las flautas del mundo estuvieran susurrando a la vez - ¡estoy aquí, como siempre!
- ¿Quién eres? -la pequeña Alicia estaba asustada, pero su curiosidad era grande.
- ¿No me recuerdas? -la voz sonrió y Alicia notó como una chispita de luz plateada le regalaba un beso de luna.
- Yo...
- Soy yo, soy la luna -Alicia miró hacia la ventana y se dio cuenta de que la luz de la luna lo invadía todo. -Vengo a visitarte, como cada noche. Pero hoy te traigo un regalo especial.. mañana es tu cumpleaños.
- Si -dijo Alicia contenta, pero enseguida la voz de la niña se apagó.
- ¿Qué te ocurre? ¿no estás contenta? -la luz de la luna se puso seria.
- Si, pero... -los ojos de la niña se iluminaron en lágrimas.
- Escucha, Alicia. El mar de tus lágrimas cada vez es más grande y profundo y te impide disfrutar de las cosas que suceden en tu vida -la voz de la luna se volvió secreto - te impide ser feliz con las grandes cosas y con las cosas pequeñas y la tristeza se apodera de ti robándote todo el brillo de tus ilusiones...
- ¡Es que no puedo evitarlo! -Alicia miró hacia la ventana - A veces me siento muy, muy triste.
- Hoy te traigo un regalo, Alicia. Voy a explicarte como puedes hacer desaparecer el mar que has creado y como puedes evitar que vuelva a aparecer. Pero debes prestar atención... -la niña se levantó y se dirigió a la ventana, ávida de recibir las palabras de luna - Debes iniciar un viaje al bosque en el que todo se olvida. Es un bosque peligroso, pues todos los que entraran en él, comienzan a olvidar sus recuerdos...
- ¡Pero yo no quiero perder mis recuerdos, Luna! -Alicia se asustó.
- No, pequeña. Yo te guiaré, debes buscar mi luz entre las ramas de los árboles del bosque. No temas, yo te enseñaré el camino a seguir -la voz de la luna tranquilizó de inmediato a la niña que siguió escuchando -
- ¿Seguir?
- Allí encontrarás la solución a tus problemas -la voz se llenó de plata, de aire, de risas y de valor -¡Vamos, no debemos perder más tiempo! Tu mar amenaza con convertirse en un límite insalvable.

Sin perder un solo instante, Alicia comenzó su viaje guiada por una luna que lo llenaba todo. Recorrió hermosos valles, montañas escarpadas, cruzó ríos y doblegó bajo sus pies senderos salvajes. La luna nunca la dejaba, bañando su cuerpo de una luz infinita. Alicia lo observaba todo: la alegría del niño que recibe el beso de su madre, el llanto de aquellos que no tiene para comer, la resignación que acompaña a las grandes tragedias, el vuelo roto de la palabra problema, el poder del amor, las razones del odio, las esperanzas ciegas que llenan los vacíos del alma...en su viaje ni una sola lágrima acudió a sus ojos.

Y una noche, una noche en la que la primavera pregonaba su inicio al mundo, Alicia llegó al comienzo del bosque en el que todo se olvida:

-Recuerda -le
susurró al oído la voz de la luna -mira siempre hacia arriba, búscame en las copas de los árboles. Si me pierdes de vista, el bosque comenzará a robarte tus recuerdos...
- Y yo no qui
ero perderlos -dijo Alicia asintiendo a la luna.
-¡Vamos!

Alicia dio un paso al frente. Enseguida se invadió de un frío que se coló en su alma. La niña tiritó y miró hacia arriba, enseguida vio la luz de luna y perdida en su luz, comenzó a andar. Andaba sin temor a tropezar en ese bosque que le daba tanto miedo. Oía el bramido de las ramas amenazándola a cada paso:


-¡Te robaremos tus
recuerdos! ¡Ya son nuestros!

Y la niña temblaba de miedo, pero la luna la animaba a seguir andando.

-¡No tengas miedo, ya queda menos!

En una ocasión, la niña sintió la tentación de mirar al suelo. Fue un instante muy pequeño, pero de inmediato notó como un dolor enorme le recorría todo el cuerpo. Su mente se llenó de un momento, el momento en que su madre le dijo por primera vez que la quería...lo recordó todo con mucha intensidad: el placer que la palabra provocó en su corazón, el olor del amor verdadero, el sonido que la emoción de su madre prendió en aquel instante...y al mismo tiempo que lo recordaba, notó co
mo el bosque comenzaba a arrebatárselo. Aquel instante enraizado en su memoria y sus sentimientos, comenzó a despegarse de su alma provocándole un dolor terrible. La niña quería sujetarlo pero no sabía como hacerlo.

-¡No! -gritó muy asustada.

Y su grito consiguió que un rayo de luna atravesase las hojas de todos los árboles de aquel bosque maldito. Llegó hasta ella impidiendo que el bosque se llevase ese recuerdo. Y desde aquel momento Alicia no volvió a apar
tar la mirada del cielo.

Justo cuando estaba a punto de desfallecer, observó sorprendida como la luz de la luna se hacia más intensa y lo llenaba todo. El bosque sombrío y oscuro parecía haberse desvanecido dando paso a un claro lleno de plata. Cuando sus ojos se acostumbraron a esa inmensidad de luz, Alicia comprendió que no estaba sola. En el centro de aquel claro, un lobo enorme la observaba muy tranquilo. La niña tuvo la tentación de huir, pero algo en el animal hizo que se quedase dónde estaba. Era un ser hermoso, cubierto por un pelaje oscuro que resplandecía brilla
nte bajo la luz de la luna. El lobo, se levantó lentamente y anduvo hacia la pequeña princesa que no pudo mover sus pies del suelo, y de repente, habló:

- Hola Alicia, se que has hecho un gran camino. -La niña apenas podía asentir- Has sido muy valiente penetrando en este bosque tan peligroso y todo lo has hecho porque buscas la solución a un problema.
- Es que no se como dejar de estar triste. ¡No puedo evitarlo! -la niña se acercó más al lobo.
- ¡Si que puedes! - El animal comenzó a dar vueltas alrededor de la niña, muy lentamente - ¿C
uántas veces has llorado en este viaje?
- Ninguna -la niña tardó unos segundos en pensar la respuesta.
- El poder de disfrutar reside en tu corazón, Alicia. En eso no puedo ayudarte. Pero yo pequeña princesa, prometo beber el mar de tus lágrimas hasta hacerlo desparecer...

Y una enorme luna llena fue testigo de cómo Alicia acarició el pelo oscuro de aquel ser mágico que sorbió el mar de lágrimas que separaba a la niña de la felicidad. Y nunca más la vio triste.

1 comentario:

stavros koteas penagos dijo...

¡Muchas felicidades para la pequeña Alicia y, por supuesto para toda la familia! Una bonita historia que, a buen seguro, le habrá encantado, y mucho más viniendo de la sensible mano de su excepcional madre, Laura López. Felicidades también patra ti, Laura, por tu elección en el Torreón. ¡¡Adelante, amiga, y que no decaiga. Besos. P y V.