Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

jueves, 29 de noviembre de 2012

90 MINUTOS

Tenía cuatro palabras: "enredándote en tu pelo". Pero la he encontrado...

 
Canción de la semana ocho.


 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Un lugar no ceo

Existe un lugar en el cielo de eso estoy segura.
Ese lugar al que has ido para ser luz.
Y en mi memoria conservo las largas tardes de verano, tu sonrisa permanente, esa mirada ausente, esas manos fuertes, seguras... tus dedos ágiles volcando las fichas de dominó mal puestas. La explicación de cada jugada en la brisca, los números vuelan, nunca te equivocas, siempre aciertas. Siempre ganas.
Aparatos raros y antiguos, ese tocadiscos en el que suena un pasadoble, o un tango, o un vals, no lo recuerdo. En mi memoria tus brazos rodeando mis hombros cuando era pequeña, luego la cintura, tus pies volando al son de la música. Siempre elegante con esos zapatos negros. Siempre vestido y peinado para recibir a quién fuese.
De pequeña no entendía cuando te llamaban Moreno; "abuelo, ¡si tú te llamas Manolo! y tienes el pelo blanco". Sonrisa enigmática, ojos alegres, radiantes, me ocultas secretos, o los musitas en esa lengua que yo no entiendo.
La casa tan grande, tan fría, tan oscura... tu sentado en el inicio del huerto, recibiendo la luz a través de esos cristales.  Esa luz del sol que hacía brillar tu pelo.
Eres luz, ahora eres luz y estoy segura de que ocupas ese pequeño espacio en el cielo, un luar no ceo que a todos nos espera.
Adiós abuelo.

 

lunes, 12 de noviembre de 2012

MIEDO

No tanto al dolor físico, al vacío, a las heridas... no tanto a todo eso como al frío que sientes, al sonido, a los recuerdos, a los remordimientos, a las noches en blanco, a no poder dormir.
Hay decisiones que cambian el curso de la vida o del destino. No tiene que ser para peor o para mejor, siemplemente lo cambian. Y no hay retorno posible.
Pero no estoy sola.
Ya no estoy sola. Y asi, todo es fácil.

martes, 23 de octubre de 2012

Un cuento

Hoy ha salido mi hija del cole. Me ha dicho que sabe que me quiere más que yo a ella.
Porque no se lo digo. Porque ya no se lo digo tanto como antes.
Cuantificar el amor es imposible. Yo solo sé que cuando nacieron mis hijos, sentí lo que era el miedo. Miedo a perderlos, a que les pasase algo.
También he ido comprendiendo la importancia de comunicarnos, de decir las cosas, de no darlas por hecho.
Y que ser fuerte es exponer estos sentimientos y arriesgarnos a no ser correspondidos o a no recibir nada a cambio. Y que decir te quiero puede ser muy complicado porque hay momentos en los que no te apetece o  momentos en los que simplemente te "rompes" mientras lo dices. Te sientes vulnerable, ridícula, estúpida...
Hay momentos en los que la vida va tan rápido que vuelvo a olvidarme de lo verdaderamente importante. Pero tengo la suerte de tenerlos a ellos y que me lo recuerden.
De sentir sus manos recorriendo mi cara.
Sus besos.
Sus abrazos y su necesidad.
Su miedo, sus risas, los golpes, la casa sucia, el desorden. La vida, su vida. Corriendo por estas paredes y dando sentido a todo lo que soy.
A veces, todo va demasiado deprisa y nos olvidamos de lo que realmente importa. Cuando nacieron me prometí contarles un cuento cada noche. Aunque fuesen grandes. Un cuento para que se durmiesen recordando mi voz, mis palabras.
Hace días que no se lo cuento.
Hace días que no les digo que les quiero.
Cuando nacieron, también me prometí educarlos con amor. Y eso para mí era muy complicado, porque me cuesta exponerme. Que creciesen con la seguridad de que para su madre, son los mejores, los seres imperfectos más perfectos. Y que yo soy capaz de comprenderlos tal y como son.
Por  fortuna están ellos para recordármelo.


 

viernes, 19 de octubre de 2012

Laura

La más difundida le atribuye origen latino: laurus (laurel), por metonimia significa ‘victoriosa’ (coronada con hojas de laurel) ya que en la Antigua Grecia a la gente honorablemente victoriosa se la coronaba con una corona de laureles, tal tradición fue adoptada por los romanos quienes llamaron láurea a la corona de laureles. Existen también hipótesis que relacionan el nombre con el eslavo lavra, que significa ‘monasterio’.
En griego el nombre equivalente es Daphne (ambas significan ‘laurel’).

 
¿Qué os hace pensar que soy una máquina?

sábado, 13 de octubre de 2012

COLORES

La ventana tiene colores en el cristal. O en el aire. Tiene colores. Lía contempla la ventana y se pierde en las palabras.
Lía solo quiere ir al cine con alguien. Que alguien le de calor las noches frías. Un beso por las mañanas y un te quiero para conservar en los momentos tristes.
Lía solo quiere ser feliz perdida en los colores de esa ventana. Sonreír como una idiota porque ha recibido un mensaje. Suspenderse en el tiempo de un abrazo y que ese abrazo sea eterno. Lía solo lo quiere a él.
Solo quiere trazar planes absurdos y divertidos, soñar que viajan juntos a una selva remota, que navegan mares, que recorren continentes, que alcanzan ruinas por descubrir...planes de esos que se deshacen los lunes. También quiere hacer planes sencillos que te descubren lo hermoso que puede ser decidir qué vamos a comer hoy. Construir pensando y sintiendo como si dos fuesen uno.
Pasear al perro, sacar las basuras, hacer la cama, cenar con vino, confesar manías absurdas, pintar las paredes de colores, subrayar en el calendario el día en que él se va y celebrar el día en que vuelve. Vivir en un espacio en el que no exista lo tuyo y lo mío.
Esperarle sintiendo que nunca se ha ido.
Reírse recordando una mueca, una caricia. Ser feliz siempre, incluso cuando el día está gris y ella está cansada. Ser feliz siempre, aún en los momentos difíciles.
Lía desea y piensa que no hay imposibles.
 
Hoy no consigue distinguir los colores de esa ventana. Y Lía sueña...sueña como cuando era pequeña. Pero hoy se ha hecho mayor.

 

sábado, 29 de septiembre de 2012

RECUERDOS

Terminando textos sin quitarme recuerdos de la cabeza... noche de memoria y para la memoria. Reencontrándome con viejas amigas. Reencontrádome conmigo misma o con lo que un día fui...


Extremo siempre. Ahora también. De ellos tengo muchas canciones en la memoria. Pero este verano ha escuchado mucho esta...
Caminar, salga que salga el sol, por donde salga el sol...



Encajando la vida, sonidos de duelen. Un círculo perfecto....tratando de cerrar ese círculo perfecto. Ahora ya está cerrado.


 
Las mañanas de domingo despertándome con el sonido del saxo. Mi padre ensayando en el garaje. Jazz en el coche en esos viajes interminables...años después comencé a disfrutarlo y esta es una de mis piezas favoritas...



Renacimiento, bailes, teatro, la Casa de Porras, ni un segundo para respirar, las calles empredadadas del Albaicín, el olor a azahar y este Propiñán de Melyor que me acompaña desde entonces. Las vistas a la Alhambra desde el balcón de la Sala de los Espejos del palacete....




Primer año de carrera: Pulp fiction...barril en ciencias el día de la cruz...el Camborio, Peatón, El Son, La Estrella, el Enano Rojo....



Ayer me recordaron que nuestra seño de música se llamaba Carmen Ross. Mi mejor amiga del cole, Ana, decidió hacer un trabajo para ella sobre Loquillo. A la mujer casi la da algo. Pero allí salimos las dos, a la pizarra, para hacer un comentario sobre "Yo para ser feliz quiero un camión"


La banda sonora original más emblemática de cuando estábamos en el cole...Madonna.



La canción que más recuerdo de mi paso por la coral Federico García Lorca...


La primera canción que chapurreé. Dice mi madre que yo tenía unos dos años y cantaba el estrillo perfectamente... ¡lo que son las cosas!. Años despues ha puesto sonido al inicio de una de las estapas más bonitas de mi vida....



Viajes en coche durante toda mi infancia. Cruzando el país de norte a sur o de sur a norte. Milladoiro, los verdes prados gallegos, veredas misteriosas que olían a agua...ese cielo siempre gris, siempre lloroso...



Aquaviva, Serrat...las mañanas de domingo cuando me levantaba y era feliz con la sola perspectiva de poder ver la casa de la pradera en la tele ...



1. Mi padre me la cantaba, como si fuese una nana... me la susurraba en el oído para que me durmiese. Y yo jugaba a meter mi uña dentro de la suya...

domingo, 9 de septiembre de 2012

EMMA

Emma recorre segura los pasos que separan su casa del bosque.
Acaba de cumplir seis años y su pelo se mueve acunado por la canción tibia de este otoño que ya se preludia.
 
Está atardeciendo y Emma pisa segura la entrada del bosque. Observa divertida el trasiego de una mariquita y la coge en su dedo. Luego la tira, para que vuelva a su casa. Ríe, y salta, extiende los brazos, se llena de aire, juega a que es un gato con grandes ojos de búho. Grita, canta. Se sienta en el suelo y observa las hojas que comienzan a amarillear. Pronto caerán al suelo y ella pisará ese manto crujiente y derramará palabras mágicas para que los árboles vuelvan a crear hojas verdes.
 
Ahora va saltando, con una flor amarilla en la mano. A Emma le gustaba el morado, pero ahora su color favorito es el amarillo. Como el sol. Como ese sol que le baña la frente, que la hace brillar y gritar de placer.
 
Emma canta su canción secreta. Esa que le regaló la luna una noche olvidada, cuando tuvo miedo. Ahora la canta cada vez que se siente sola y todo vuelve a llenarse de color. Inventa rimas imposibles para animar a los árboles que parecen inclinarse y saludarla.
 
Pronto llegará a su destino. Ya puede ver ese árbol retorcido y negro que parece una herida en la inmensidad del verde bosque. A ella le gusta pensar que es el más viejecito de todos los árboles y que se conoce todas las historias del mundo. Por fortuna, solo se las cuenta a ella y se convierten en un secreto. Un secreto oculto en el corazón del bosque, en la memoria de Emma.
 
Cuidadosa escarba con sus manitas un pequeño agujero. No le cuesta demasiado trabajo, es un hoyo que remueve cada cierto tiempo. Y la tierra está blanda y húmeda. Es su escondite, su más preciado secreto. Ni siquiera lo comparte con su madre. Es solo suyo, solo de Emma. De Emma y el bosque. Es un hoyo especial. Lo creó un día de verano y la idea se la susurró una mariposa despistada. Batiendo sus pequeñas alas contra la brisa, se acercó a la oreja de la niña y le habló. Le hizo cosquillas y se despidió con un suave beso en la frente.
 
Y Emma se dirigió al bosque y buscó un lugar mágico, custodiado por un viejo árbol sordo y ciego. Allí escarbó un hoyo y allí sepulta todos sus miedos. Los encierra bajo tierra, para que no puedan volver a brotar. Visita el hoyo con cierta asiduidad. Remueve la tierra con cuidado para que no salgan los miedos enterrados. Todos están allí: su miedo al monstruo que campa a sus anchas en la habitación de abajo, el miedo al viento enfadado que golpea las ventanas en las noches de invierno, miedo a las sombras que surgen de lo oscuro, miedo a que mamá no esté...Luego convoca a sus amigas las hadas y con cinco palabras mágicas que custodia en su memoria, Emma sella el hoyo.
 
Hoy ha tenido una pesadilla. Un sueño feo. No lo recuerda demasiado bien, así que Emma ha encerrado un miedo impreciso en el seno del bosque. Miedo a soñar cosas feas. Tapa el hoyo, se despide de sus amigas las hadas, besa el tronco rugoso del guardián sordo y ciego y aplaude contenta.
 
Vuelve saltando a su casa. El sol está a punto de ponerse y no quiere que su madre se preocupe. Está feliz, canta y baila. Sus manos se agitan porque ahora es un pájaro. Y vuela ágil con la seguridad de que esta noche, no va a tener un sueño feo.

sábado, 8 de septiembre de 2012

La cama vacía

 
Me gusta dormir con la ventana abierta. De pequeña no podía soportarlo. Pero ahora me gusta sentir a esa luna despistada que se cuela sobre mi piel. Así recibo el olor del bosque y me duermo con el murmullo de la madera en mi cabeza.
 
Me dedico a tallar madera. Es un oficio que heredé de mi abuela. Solía pasar los largos veranos con ella y aprendí a esculpirla y a pasar el tiempo. A veces tengo la cabeza tan llena de cosas que necesito vaciarla. Y la madera me ayuda. Elijo un trozo, lo estudio, lo observo y luego lo libero. Tienen alma ¿sabéis?, los trozos de madera poseen vida propia y cada cuál elige su destino si tiene la suerte de dar con las manos apropiadas. Unas manos que la liberen.
 
He tallado peces, árboles, lobos, osos, gansos, personas...niños pequeños, mujeres alegres, hombres borrachos. He tallado el lamento del viento y la laxitud de este otoño que comienza. La cadencia de la primavera y las prisas de un verano que tarde en irse. La seriedad del invierno. He tallado besos, también despedidas. También he tallado aromas y la caricia de la luna sobre mi piel desnuda. Pero mi obra maestra sin duda es mi cama.
 
Un día vi un árbol derrumbado, era un anciano que pertenecía al bosque. Era inmenso y yo tallo cosas pequeñas. Pero me sedujo y yo no pude escapar a sus palabras: "libérame y a cambio te prometo que nunca te sentirás sola". Me costó la vida transportarlo a casa y comencé a trabajarlo. Me hice mil heridas y transcurrieron más de cien noches. Pero al final, ese amigo milenario se convirtió en mi cama.

En cuanto me tumbé sobre sus huesos me sentí segura. Me sobraba todo y cualquier abrazo me resultaba demasiado asfixiante. Me gustaba extender mis brazos y mis piernas y aquel árbol anciano cumplió su promesa, pues nunca más me sentí sola.
 
Pero un día tocaron a mi puerta. Era un hombre cubierto de sol. Olía a viento y a mar. No soy amiga de recibir visitas, mi trabajo me absorbe por completo....pero me perdí en sus ojos y le invité a un café. Tallo madera, yo tallo madera. Pero confieso que en sus brazos me libero. Y me siento madera. Espíritu que se libera gracias a las manos apropiadas.
 
Sentí cierto pudor la primera noche que compartió mi cama. Mi viejo amigo milenario se resintió y crujieron sus huesos. Y cuando ese hombre dorado se iba antes de que surgiera el primer rayo de sol, sentía la caricia del alma de madera. "No te preocupes pequeña, no estás sola". Al principio esa caricia me arropaba y yo me dejaba envolver por la canción de su voz marchita. Pero pronto eso ya no fue suficiente.
 
Me he acostumbrado al sonido de un corazón sobre mi espalda. A esa mano que me libera de todas las pesadillas, al sonido del aliento sobre mi nuca. Su aliento. A la batalla impetuosa que se libra cada mañana, cuando sus ganas y mi deseo se funden en uno. Y no hay sonido más hermoso que el jadeo final de los que se aman. Me he acostumbrado a los besos tibios que preludian la necesidad de sentir que nuestra piel se funde, se agita, se altera. Al agua que nos baña, a la luna que nos cobija. A nuestros cuerpos hermosos henchiDos de placer. Al sonido de las caricias.
 
No me he enfadado con mi amigo milenario por haber incumplido su promesa. Hay fuerzas que doblegan voluntades y su abrazo inmaterial se ha rendido al calor del abrazo de mi hombre dorado. A veces gime y cruje para recordarme que sus huesos siguen ahí, soportándome. Y yo sonrío, con las ventanas de mi habitación abierta, con la pálida luz de la luna bañando mi piel desnuda y con la sensación de que cada vez que te vas, mi cama está vacía.
 
 
 
 
 

jueves, 30 de agosto de 2012

QUIERO SER

Te observo cuando crees que no te miro. Tus brazos rompen este silencio y me hacen soñar.

 Y quiero ser aire. Para rozar tu cara y susurrarte todos los secretos encerrados en mi pecho.
 
Siempre me hueles a río, a mar, a agua. Me recuerdas a las mañanas, que desvanecen la distancia que me separa de cualquier parte. Y en mi mente siempre bailas,  al compás de una música que al resto nos está prohibida.

 Y quisiera ser hierba. Para acariciar tus pies desnudos. Para que me invadas por completo.

 Sentado recibes el impacto del sol que te ilumina. Con tus manos dibujas secretos en mi piel, ahuyentas todos mis miedos y me sumerges en una sonrisa. Te imagino de rodillas sobre las piedras, musitando viejos secretos al río.

 Y entonces, quisiera ser agua. Para recibirte, para bañarte, para poseerte por completo.

Permaneces tranquilo y yo te observo. Te ríes, me río y mis ojos no pueden evitar perderse en los tuyos y desear esos labios que tantas veces he añorado. Quiero ese beso que regalas a las tardes.

Y quiero ser sueño. Para seguir imaginándote. Para ser siempre aire, hierba, agua, ese secreto que se derrame sobre tu pecho.
 


ANDAR

No me gustan los trajes de novia, una vez me probé uno. Pero no me gustó nada. Me sentí como un pastel.
Pero si me gusta pensar que esta vida es un camino.

martes, 28 de agosto de 2012

GOLFA



... seguir la trayectoria que llevan las nubes
y volver por la mañana igual que sale el sol,
veras que calentito retorcer las horas
dando patadas al reloj.
tú ...y yo estoy medio loco también
y sin otra cosa que hacer,
como un montón de palabras cogiditas de un papel.

viernes, 24 de agosto de 2012

LA HISTORIA DE LILA

Preludio para Lila. Juego libre de creación, acción del destino o el azar ¿quién sabe?

LILA Y LAS MARIPOSAS

Lila tiene la cara cubierta de mariposas.
Su abuela le ha dicho que las mariposas son seres muy frágiles y que apenas viven dos días. Pero Lila tiene la carita llena de mariposas.
Arruga su ceño, a veces llora. Pero las mariposas no se marchan.
Su madre le ha dicho que el viento que sopla por las tardes, se las va a llevar todas. Pero el viento, no sopla para Lila, que tiene la cara llena de mariposas.
Cuando Lila duerme, escucha el susurro de las alas de las mariposas. Le hacen cosquillas. La acarician por dentro, le roen el alma. Y Lila sueña despierta que las mariposas se elevan.
Lila camina, rodeada por las mariposas. Ve y no ve. Mira sin ver. Escucha sin oír. Las mariposas lo absorven todo.
¿Y si se baña en el agua?
Quizás las mariposas se marchen.
Lila reza a un dios en el que no cree. Para que las mariposas apenas vivan dos días.
Pero su padre le ha dicho que son seres curiosos. Derraman larvas que darán a luz mil mariposas. Y Lila suspira con su cabeza llena de mariposas.
Y Lila no quiere soñar, ni que le hagan cosquillas por dentro.

EL CUENTO DE LA NIÑA SIN NOMBRE

Érase una vez una niña sin nombre.
Probablemente lo tuvo en algún momento de su existencia, pero su abuela lo borró de la memoria de todos y la llamó Lila. "Serás Lila, como las flores del campo. Cómo el color de las campanillas".
Y como Lila era muy pequeña, no pudo decidir. "Seré Lila, como el color de las campanillas del prado".
A veces Lila tenía miedo. Vivía en una casa oscura, llena de habitaciones. Y por más que pasaba el tiempo siempre le parecía descubrir una nueva..."en esta habitación conservo las mantas para el invierno". Su abuela siempre aparecía cuando Lila tenía una duda. No la dejaba pensar y evitaba que la imaginación de Lila volase libre.
Cada tarde, la abuela y Lila iban al prado. Era un prado lleno de hierba fresca. Lila llevaba una rebanada de pan de centeno. A veces con jamón, a veces con mantequilla...Lila lo llevaba en la mano y cuando se sentaba y la hierba la envolvía le pegaba el primer mordisco. Ni el miedo de la noche, ni la intranquilidad de la primera luz de la mañana evitaban ese recuerdo de placer que le producía el primer mordisco de su rebanada de pan.
Luego la abuela le contaba historias. Historias raras sobre mariposas y luciérnagas:
"Cuando se escucha el aleteo de una mariposa, hay que estar prevenido. Sus alas baten el aire para llevarse el alma de los que mueren. Siempre que hay mariposas, Lila, ¡ten cuidado! atrapan el alma de los que van a morir.... así es siempre. Luego, por la noche, las luciérnagas les alumbran el camino. Para que no se pierdan. Si no fuese así, las almas quedarían perdidas en las alas de esas mariposas".
Lila escucha, devorando su rebanada de pan de centeno.
Y Lila escucha, tratando de recordar cuál es realmente su nombre.


LILA Y LAS MÁSCARAS DE SEDA

- Luego, los gusanos fabricarán un capullo. De él nacerá una mariposa -la abuela sigue contándole la historia de las mariposas a Lila- ¿Sabes? No debes dejarlas salir de la caja...


Por la mejilla de Lila se derrama una lágrima silenciosa. La imagen de las mariposas asfixiadas la persigue día y noche. Las mariposas se han hecho para volar.

-Apenas vivirían dos dias fuera de esa caja. Su cometido es poner huevos.... y de esos huevos nacerán nuevos gusanos en primavera ¿no te parece un milagro, Lila?

Lila mira a la abuela. Sigue llorando y se encierra solitaria en una habitación oscura. Nadie la entiende. Trata de recordar su nombre, su verdadero nombre... pero el aleteo de una mariposa la distrae. Lila se levanta y se dirige a la caja. Contempla los cinco capullos amarillos pegados a la pared de la caja. Las manitas de Lila se mueven con agilidad. Deshacen el capullo y convierten la seda en hilo. Hilo de mariposa con el que Lila teje máscaras.

-Las mariposas son seres peligrosos. Sus alas rompen el aire para atrapar el alma de aquellos que han de morir....

La voz de su abuela no impide que Lila teja máscaras de seda.

Máscaras que la protejan del miedo.
Máscaras que impidan que la gente pueda herirla.
A su padre no le gusta que Lila llore, eso la hace débil. Pero Lila es fuerte. Igual que las alas de las mariposas, que rompen el aire...


LILA Y LO INEVITABLE

-Es fundamental tener un nombre - el hombre de la bata blanca mira con ternura a Lila - Nuestro nombre nos ubica. Nos define....

Lila no cree en las definiciones. Son como vasos que apresan a las mariposas y las asfixian.

- Si no quieres decirme tu nombre, al menos dime de dónde vienes...

¿Y eso importa? Una lágrima brota humedeciendo la mejilla de Lila. Aún recuerda el aleteo de la mariposa. El ruido ensordecedor de las alas rompiendo el aire, batiéndose en duelo contra el calor sofocante de esa noche de verano.  Lila gritó su nombre, el nombre de niño y deseó con todas sus fuerzas que aquella mariposa se llevase su alma. El alma de aquella mujer sin nombre. Lila gritó el nombre del niño, para luego olvidarlo.

- Perder a una criatura es un trance muy duro... estamos aquí para ayudarte.


Pero no podía olvidar el gemido del niño que se perdió en su memoria. No podía. Segundo tras segundo, Lila escuchaba el lamento de aquella criatura.

-Estas cosas ocurren. Es una desgracia pero ocurren. A veces es un fallo congénito, imprevisible pero inevitable ¿me entiendes?

La inevitabilidad de lo imprevisible rompe los recuerdos de Lila. Su abuela le habla desde un rincón de sus recuerdos: "Las mariposas pondrán huevos que se convertirán en miles de larvas. Larvas que se harán gusanos, gusanos que se convertirán en mariposas. Mariposas que custodian mil vidas, mil almas.".

- No sufrió. El niño no sufrió, puedo asegurártelo -Lila se llena del color blanco de la bata de ese hombre que le habla desde hace horas. El niño no sufrió. Pero Lila sufrió por los dos. -Si me dices tu nombre te prometo que todo será mucho más rápido. Sufres un shock. Es normal. Pero localizaremos a tu familia y podrás marcharte a casa...

Soy Lila, como el color de las campanillas.



SOY LILA, JUEGO ALEGRE DEL DESTINO

Esa mujer introduce sus dedos en la vagina de Lila. Le hace daño. Pero ella no grita. A su padre no le gusta que Lila grite, eso significa que es débil. Y Lila es fuerte. Como las alas de las mariposas.

- Ya ha parido. No hace mucho. Menos de seis meses que esta criatura ha parido -la mujer se parece a su abuela. Llena de arrugas, pelo blanco y corto. Pero no tiene dientes.

- Es joven y guapa. Demasiado delgada, pero a algunos tíos eso les gusta... su cara resulta exótica y su cuerpo...-la otra mujer toca los pechos de Lila. Es muy alta y fuerte. Guapa. Tiene el pelo negro y los ojos verdes. - Y que sea muda le da un punto interesante. ¡Me gusta!

Lila se fue de ese sitio blanco al que la llevaron cuando comenzó el dolor en los riñones. La tumbaron en una camilla y pensó que se le iba a romper el cuerpo. Fue entonces cuando volvió a rodearse de mariposas de colores. Todas sobre su cara. Lila presintió que venían a por ella porque le dolía mucho. Y entonces, oyó llorar a la criatura. Al niño. Y el tiempo se detuvo. Y su alma se llenó de ese sonido y se hizo llanto de vida. Nada le había proporcionado más placer en su vida: ni las rebanadas de centeno, ni la voz de aquel hombre susurrándole al oído, ni cuando lo sintió dentro por primera vez... ´

- ¡Vestidla y llevadla a una habitación...a la roja! -la mujer de ojos verdes la miró y sonrió - que empiece esta noche. Al viejo general le gusta hacérselo con dos... que empiece a trabajar con la negra, así se le hará todo más sencillo. Al cabronazo le gusta follarse a una mientras la otra se toca. Que empiece con ella y que la negra le siga el juego.

Lila ya había huído otra vez. Cuando su abuela vio que le crecía la barriga, quiso arrancarle a la criatura...pero Lila no la dejó. Ya le había puesto un nombre, no permitiría que le arañase otro pedazo de su vida. Huyó, huyó lejos. Pasó miedo y sintió el hambre. Pero todo se desvaneció cuando escuchó el llanto de esa criatura...

- La llamaremos Lila...al fin  y al cabo es el nombre que lleva en la pulsera ¿no?. Me gusta. Me gusta Lila. Le da un toque diferente -la mujer de los ojos verdes se va-.

Pero todo se rompió cuando dejó de escucharlo. Entonces supo que aquella mariposa enorme no venía a por ella. Venía a por él. A por el niño. A por su niño. Un niño al que ella le había dado nombre. Ese nombre que gritó para luego olvidarlo, para que se perdiese dentro de su memoria. Y se fue de aquel lugar blanco para que no le doliese tanto la ausencia del niño. Se fue. Se fue. Se fue...

Y ahora vuelve a ser Lila. Un juego libre del azar. Una broma del destino.

sábado, 18 de agosto de 2012

LA HABANA

Originalmente se llamó "Me gustas tú"; pero pertenece a la serie de ciudades...

"¿Qué hora son mi corazón?; te lo dije bien clarito. Permanece a la escucha. PERMANECE A LA ESCUCHA. 12 de la noche en La Habana, Cuba; 11 de la noche en San Salvador, El Salvador; 11 de la noche en Managua, Nicaragua"
-¡Eres un gilipollas" -la rubia se pasea como una fiera enjaulada. La habitación del hotel apenas tiene 4 metros cuadrados. La rubia está cabreada, muy cabreada. -¡Imbécil! -
la rubia me mira, yo miro a la ventana...
"Me gustan los aviones, me gustas tú. Me gusta viajar, me gustas tú. Me gusta la mañana, me gustas tú. Me gusta el viento, me gustas tú. Me gusta soñar, me gustas tú. Me gusta la mar, me gustas tú."

-Pienso coger mis cosas y largarme ahora mismo ¿me escuchas? -te escucho rubia. Pero mientras me hablas, recuerdo nuestra canción; "Me gustas tú". Me gustas tú, rubia. Llevas una camiseta verde oscuro con una gran mariposa y unos pantalones cortos de color blanco. Estás morena, muy morena. Llevamos desde principio de verano sin vernos. Demasiado tiempo -No entiendo por qué vengo cuando me llamas. ¡No pienso volver! ¿Te enteras?-
Llena rápida la bolsa de viaje. Sigo mirándola. Sigo mirándote.
"¿Qué voy a hacer? je ne sais pas ¿qué voy a hacer? je ne sais plu ¿qué voy a hacer?je suis perdu"
-Siempre haces lo mismo -¿qué hago contigo, rubia?. ¿Qué hacemos? -Desapareces y cuando te de la gana vuelves a aparecer. ¿Quién te has creído que eres? ¿Qué coño soy para ti? -estoy siempre contigo, rubia. Lo que pasa que no se me dan bien las distancias y a veces no sé que hacer, ni qué decirte. Estoy perdido. Pero siempre pienso en ti -Y no me vengas con que siempre piensas en mí ¡me la suda! -
me arde el cuerpo rubia, no te acerques...muevo la cabeza hacia un lado, el jarrón que me has lanzado pasa zumbando a pocos milímetros. Joder rubia. -Y ahora me dirás que me quieres... pero ya no me lo creo. ¡Ya no me lo creo! - te quiero rubia. Aunque mi silencio no te baste.
"Qué horas son, mi corazón.Me gusta la moto, me gustas tú. Me gusta correr, me gustas tú. Me gusta la lluvia, me gustas tú. Me gusta volver, me gustas tú. Me gusta marihuana, me gustas tú. Me gusta colombiana, me gustas tú. Me gusta la montaña, me gustas tú. Me gusta la noche, me gustas tú."
-Estoy cansada y harta ¡harta! -te recoges el pelo antes de seguir lanzándome objetos. Me levanto. Parar las embestidas sentado es complicado -No sé que coño te ha pasado esta noche -no sigas por ahí, rubia. Mejor olvidarlo. Prefiero quedarme con el recuerdo de lo que hacíamos justo antes. Hemos ido a la playa, a dar un paseo. Nos hemos metido en el agua. Aún noto tu piel resbalando en mis manos... el sol cayendo. Y la música...
"¿Qué voy a hacer? je ne sais pas ¿qué voy a hacer? je ne sais plu ¿qué voy a hacer?je suis perdu"

-¡Y no te molestes en volver a llamarme! No pienso venir ¿me escuchas? -te escucho rubia, pero estoy demasiado ocupado capeando el temporal. Ahora me lanzas tu ropa. Tu olor me vuelve loco. -Me he metido en ese puto chiringuito para tomar un mojito. Pero el señor no soporta que otros me miren -no es eso, rubia. No lo entiendes. Has salido del agua, resbalándote de mis brazos. Me has dejado con las ganas. Siempre lo haces. Ni siquiera te he visto ponerte la ropa. Te has metido en el chiringuito y cuando he ido a buscarte ahí estabas, bailando. Rodeada de tíos. -¡Pero esta es la última vez! ¿Te enteras?
"Qué horas son, mi corazón. Me gusta la cena, me gustas tú. Me gusta la vecina, me gustas tú. Me gusta su cocina, me gustas tú. Me gusta camelar, me gustas tú. Me gusta la guitarra, me gustas tú. Me gusta el regaee, me gustas tú"
-¿Quién te has creído que eres para sacarme de esa manera del puto chiringuito? Solo estaba bailando. ¿Estás loco o qué? -si, rubia. Loco por ti. No me molesta que te miren. En realidad me gusta. -¿Me estás escuchando? ¿Piensas decir algo?
-lo último que vuela hacia mi cabeza es un vaso. ¡Rubia, qué cerquita ha estado esta vez!
"¿Qué horas son, mi corazón?. Qué horas son, mi corazón?. ¿Qué horas son, mi corazón?"

-Es la última vez que me haces algo así. Gilipollas ¡eres un cabrón! -vienes hacia mí enfurecida. Noto tu rabia, el fuego en tus ojos. Cierras las manos y comienzas a golpearme. ¡Ay rubia!. A la tercera te paro, sujeto tus manos. Te llevo contra la pared. Esta habitación es pequeña, muy pequeña. Sujeto tus manos contra la pared, tres segundos. Me miras, tus ojos arden. Tratas de resistirte. Suelto las manos y agarro tu cabeza, justo a la altura del cuello. Con fuerza. Te beso. Quiero ese beso que no me has dado en el agua. Tu boca me responde, llena de rabia. Me gustas rubia. Me gustas tú...
"Radio reloj. 5 de la mañana. No todo lo que es oro brilla, remedio chino e infalible"
Al final me muerdes. Esta vez no llegas a hacerme sangre. Joder rubia ¡me gustas!
-¡Cómo me gustas, loco! -Me lo dices susurrándome en la oreja...-Me gustas tú.

miércoles, 15 de agosto de 2012

PETRA



No me fascinaba la belleza.

En un año había visitado veintiocho ciudades reconocidas mundialmente por su hermosura. Me había acostumbrado supongo. Ya no me sentía deslumbrado.

No me sentí deslumbrado por su belleza. No fue eso. Fue otra cosa.

Petra. Piedra. Esperaba lo que vi. Y mi retina saturada de mil imágenes, apenas si se inmutó. El calor sofocante me hizo desear con todas mis fuerzas abandonar Petra aún cuando mis pies apenas la habían rozado.

El hotel era de lujo. La agencia se había portado. Soy columnista. En un periódico de una ciudad sin alma. Y las ciudades sin alma no tienen nombre. En ellas, el nombre es un alarde, un adorno. Me dedico a recomendar destinos para los viajeros indecisos.

Petra. Sin duda la iba a recomendar encarecidamente. Tomaba una bebida fría pensando en la mejor época del año para recomendarla... y entonces la vi. Y me fascinó.
A mi alrededor despareció el calor sofocante. Me noté helado. La miré, me miró. Derramé unas monedas sobre la mesa de aquel local olvidado en las angostas calles de Petra y la seguí. Como un loco. Pero ella no se asustó.

Llevaba el pelo rojizo recogido en un moño alborotado. El cuerpo encharcado en sudor. Han pasado más de veinte años y recuerdo perfectamente nuestro primer encuentro. Giró rápida en una esquina y yo aceleré el paso. Me estaba esperando. Cogió mi mano, tiró de mí y me besó con fuerza. Directamente en la boca. Al separarse de ese primer beso profundo, me mordió el labio:
- ¡Vamos!- me cogió la mano y me arrastró hacia lo que parecía un tugurio. Una habitación pequeña perdida en la inmensidad de Petra. Allí fue nuestra primera vez.

Lo recuerdo todo, como si en mi cabeza estuviese sentenciada a recordar esa primera vez cada segundo de mi vida. Me arrancó literalmente la camisa, con el pantalón fue un poco más piadosa. Rápida, segura, precisa. Me mordió todo el cuerpo y dos semanas más tarde, cuando regresé a casa, aún tenía cicatrices de aquella tarde que se prolongó hasta bien entrada la noche. Me poseyó con rabia, de una manera salvaje y entonces comprendí lo que me fascinó de ella. Su alma. Su fuerza. Ese espíritu indómito que provocaba a la roca de la que surgió Petra.

No cerró los ojos en ningún momento. A veces me miraba llena de ira, a veces lasciva, a veces exhausta. Solo los cerró un instante. En el mismo segundo en que sus dedos se clavaron en mi pecho y su cuerpo se arqueó en señal de victoria. Esa que consiguen los amantes cuando alcanzan el placer.

Cuando abrí los ojos se había ido. Solo una nota: "Estambul. 30 diciembre." Y el nombre de un hotel y el número de una habitación. Allí tuvo lugar nuestro segundo encuentro. Tan intenso como el primero.

Yo me decía que era solo sexo. Sexo fascinante, una experiencia única. Me repetía una y otra vez que si dejada de vivir esos encuentros, estaba loco. Lo que sentía cuando estaba con ella era superior a cualquier otra sensación, otro hecho, otro pensamiento. Superaba cualquiera de mis deseos y fantasías.

Por las noches me quedaba despierto, con los ojos bien abiertos. "Sólo es sexo". Pero era mucho más. En vela recordaba cada milímetro de su piel morena. El brillo de sus ojos, los mechones de su pelo. Juro que podría nombrar de memoria cada cicatriz de su cuerpo, cada lunar, cada recoveco. Mi matrimonio con Sara terminó ese mismo año. Nunca le confesé lo que viví en Petra. Nunca le dije que tras Petra y Estambul, vinieron muchas otras ciudades. Pero ya no era solo sexo. Era algo más. Y mi vida comenzó a tener un solo sentido: ella.

Jamás supe su nombre. Nunca me lo dijo. Apenas se reía. A veces lloraba, en silencio. Sus palabras eran escuetas y se limitaban a describir nuestros juegos prohibidos. Palabras sucias. Palabras que me excitaban como jamás me había excitado nada. Salvo sus miradas. Salvo sus manos. Su boca...

Nunca me dejó tomar la iniciativa. "Esta historia solo tiene una regla: yo juego. Tú limítate a disfrutar". He recorrido el mundo perdido en sus ojos. He rememorado cada partícula del polvo que compone Petra por si acaso me encontraba su nombre. Un nombre que pudiese permitirme un pedazo de su alma. Pero ha sido inútil.

Hace cinco años que ya no la veo. A través de cada uno de nuestros encuentros la he visto envejecer. Colmarse de arrugas, perder la suavidad de su piel, llenarse de canas.... pero jamás ha perdido el vigor que me cautivo. Ese brillo en sus ojos que la hacían fascinante. Y el paso del tiempo me ha mostrado cuanto he llegado a amarla. Cuanto la amo pese a haber sido un turista en su vida.

Hace cinco años que vago sin rumbo buscándola desesperado en cada uno de mis destinos.

Hoy he vuelto a Petra. Hoy mis pies la visitan con ansia. Recorro exhausto cada una de sus calles. Reconozco a la primera la esquina en la que me besó por primera vez y mis manos tocan la pared, no siendo que las piedras sean capaces de contarme dónde se encuentra.

Pero las piedras de Petra permanecen mudas. Y errante persigo en sus calles el nombre que me permita librarme de tu recuerdo. Tu nombre.


martes, 14 de agosto de 2012

ÉVORA

Escrito en 2007, Évora pertenece a una serie de relatos sobre ciudades.

Évora.
Llegamos a Évora de noche. El hostal apestaba a humedad, pero fue lo único que encontramos a esas horas.
Un cuarto inmenso, oscuro y frío. Una mampara que separaba una cama metálica de la bañera. El váter estaba fuera, en un pasillo demasiado largo.

Me propusiste ir a Évora para hacer fotos de su muralla. La visité siendo una niña y la recordaba como si se tratase de una postal.

-¡Vamos!-me dijiste una tarde - cogemos el coche y nos perdemos un par de días. Podemos ir a Évora. Me han dicho que se puede hacer una excursión nocturna y fotografiar una lluvia de estrellas... y el amanecer de Évora, que por lo visto es increíble...

Nada más llegar paseamos y nos perdimos por Évora. Dicen que Évora nació del lamento del viento, que susurró sobre el sur del país un pensamiento triste, un secreto. Pero a mí me parece que es una ciudad hermosa. Piedra, olor a sal, olor a inmensidad . Pero no me parece una ciudad triste.

Rodeamos la muralla y recorrimos el empedrado de las calles de esa ciudad esculpida por el viento. Recuerdo que nos sentamos en una fuente. El chapoteo del agua, tu sonrisa, el sabor de tus labios....lo recuerdo todo.

Llegamos al hostal pasada la medianoche.

Subo y me doy una ducha. El agua sale fría y oxidada, al principio es de colo rojo. Pero llevo todo el día andando y no soporto mi propio olor. Me pongo una camiseta larga que saco de la maleta. Lo primero que pillo. Creo que es tuya, huele a ti.

Casi sin darme cuenta me quedo dormida. Estoy agotada.

Lo siguiente que recuerdo son tus manos recorriendo mis muslos. Apenas me he tapado con la sábana blanca que huele a lejía. Tus manos recorren mis muslos, suben ágiles, y en un segundo la camiseta que llevo cae sobre el suelo.

Tu boca se posa en mi cuello. Noto tu respiración agitada, el peso de tu cuerpo sobre mi cuerpo. Tus piernas separan las mías. Presionas tu cuerpo sobre el mio.

Acaricias cada rincón de mi piel. Estoy cansada, pero tus manos me despiertan. Retiran todo el cansancio del día. Me calman. Me excitan. Hoy te noto diferente.

Dicen que Évora surgió del susurro triste del viento. Y de tu susurro en mis oídos nace el compás de mis caderas. Y me dispongo a recibirte.

Siempre me penetras con urgencia, como si nos faltase el tiempo. Pero hoy parece que se ha detenido. Tu pecho se mueve rápido, mi cuerpo se arquea, y te deslizas dentro de mí con mucha suavidad. Parece que no hay tiempo. Parece que todo es infinito: tus manos, el silencio, el beso que atrapa mi lengua con la tuya.

Y me meces dentro de ti. Como la ola sobre la arena. Como el sol ocultándose tras las murallas de Évora. Como esa canción que no se va de mi cabeza.
Susurras al oído mi nombre. Y un "te quiero" que se esculpe en mi mente.
Y te derramas. Y noto que me invado de una sensación tan grande como la que vió nacer a Évora.
Me duermo acunada en tus brazos. Y ya no me importa nada.

El día me sorprende con toda su intensidad. Oigo la ducha y siento el olor oxidado del agua. Te estás duchando.

Mi mente aún está atrapada en tus brazos. Toco mis muslos que áun están húmedos. Pequeños restos de cuando ayer mi hiciste el amor. Creo que hasta ayer nunca lo había notado con tanta intensidad. Sonrío. Mi memoria pasea por cada una de tus caricias, tus besos, tu boca...

Me levanto y me cuelo en la ducha. Te beso la espalda. Te vuelves sorprendido. Te beso, me besas.

- ¿Ya te has despertado? -me miras sonriente- ayer caiste rendida...-sonrío- imposible arrancarte para el paseo nocturno.-Te miro sin comprender- Si, la excursión... al final me fue con un par de italianos. Hemos pasado la noche fotografiando la lluvia de estrellas y el amanecer de Évora. ¡Increíble! -Me separo de tí y no comprendo, debes notar mi cara -¿Qué pasa? -sigo sin comprender- ¡ya lo sé, debía haber insistido más! Pero te ví tan cansada y dormida que decidí no insistir....necesitabas descansar...


Dicen que Évora nació del lamento del viento, que se deramó sobre la tierra, como si fuese un pensamiento triste, un secreto.

sábado, 11 de agosto de 2012

NO ME COMPARES

* No es bueno ir tan maquillado

* Lo del piano en llamas más que relajar te altera. ¡Qué angustia!.

* Y no me cuadra lo de los muebles tirados por la arena que una no sabe si han crecido a modo de hortalizas o han caído de alguna nube radioactiva... y muebles y más muebles y de repente ¿un coche?... no sé, da la sensación de que va a aparecer tu abuela con mesa camilla incorporada....

Pero la canción es bonita. Y la letra también.


miércoles, 8 de agosto de 2012

THANK YOU

Siempre que pienso en agradecer algo, me viene a la cabeza esta canción. Pocas veces pienso sin una canción de fondo....creo que la culpa la tiene mi padre, que me ponía música a todas horas. Y aprendía a pensar con banda sonora...

Cuando fuimos al certamen de Bodonal y tuve el inmenso placer de ver a todo el público de pie, aplaudiendo y gritando "bravo", supe que tenía que volver. Era la forma de agradecer tanta generosidad. Era la forma de mostrar mi respeto y admiración por un pueblo tan volcado en su certamen de teatro pues por desgracia, eso no es habitual.

Pero lo que viví allí me desbordó por completo. CINCO PREMIOS. El primero fue el de MEJOR OBRA. Para mí era el más deseado, pues reconoce el trabajo complicado de un grupo de diez locos que nos metidos de lleno en un proyecto que ha sido difícil. Muy difícil.

El segundo fue el de MEJOR ACTRIZ...me hizo una ilusión infinita recogerlo en Bodonal, pues ese día lo interpreté con toda mi energía. Se lo dedicaba a alguién que no podía estar allí y me concentré en imaginármelo entre el público.

El de MEJOR ACTOR SECUNDARIO a mi compañero Rolando, fue el que me hizo más cosquillas por dentro. Por muchos motivos, pero sobre todo porque, tal y como dije, es uno de los papeles que más ha crecido y crece y eso demuestra muchas cosas. Sobre todo la capacidad de no perder la ilusión por mucho que se repita la historia y eso, eso tiene mucho mérito.

Para Ché me traigo el de MEJOR VESTUARIO... yo lo pensé y ella hizo parte. Con dedicación, con amor, con exigencia... aquí lo tengo, listo para que luzca en el salón de su casa. Justo como me pidió antes de iniciar mi viaje...

EL PREMIO DEL PÚBLICO fue el que terminó de emocionarme. Significa el respeto, la admiración, el merecimiento por parte de todas esas personas que son el motor, el fin y la razón por la cual nos subimos cada día a un escenario. Al acordarme sigo emocionándome. Y seguiré haciéndolo por mucho tiempo.

Para lo que no tengo palabras es para el calor del público que aplaudió cada uno de los premios. Los propios y los de los grupos compañeros. Las caras de alegría, los aplausos, las risas, la generosidad, la entrega, la ilusión....

Gracias a todos: a Che, a Paca, a Rolan, a Yola, a Grego, a Nacho, a Carmen, a Inma, a Javi, a Sandra...por formar parte de este proyecto y por haber creído en esta historia. Por haber superado baches, por haberme seguido incluso cuando las cosas no estaban claras. Por estar ahí, por estar siempre ahí.
Gracias a mis hijos, sin ellos todo lo que hago carece de sentido. Ali, Emma y Daniel.
A mi madre y a mi hermana por respetar esta pasión que a veces consume. Mi madre siempre me dice "a ver si paras un poco ¿no?"... pero ahí sigue, aunque a veces se pierdan y aparezcan por la parte de atrás para saludarme. Pero siguen ahí. Siempre.

Al chico que me hizo las fotos y que sujetó todos los trofeos... para él especialmente interpreté ese día y para a él especialmente iba dedicado mi premio.

No hay sitios grandes o pequeños. No hay escenarios mejores o peores. Somos las personas las que hacemos grandes las circunstancias que nos tocan vivir. Y esta en concreto ha sido enorme.

Gracias.

martes, 7 de agosto de 2012

GRACIAS


Por hacer esa pila de kilómetros sin haber dormido. Por acompañarme pudiendo estar en cualquier otro sitio. Por estar en los momentos buenos. Por estar en los malos, que eso si es complicado. Por perderte un montón de fiestas y momentos. Por poner buena cara escuchando a "Yumara". Por darme la mano. Por estar sentado en una silla incómoda durante dos horas cuando te duele todo el cuerpo. Por devolverme la sonrisa, que eso no es fácil. Por atreverte. Por venir. Por hacerme sentir. Por escucharme. Por hablar. Por enseñarme lo hermoso que puede ser un beso.  Por acompañarme a mirar mariposas. Por entender mis manías. Por esta sonrisa. Y por todas esas cosas que no puedo nombrar. Y las que me olvido. Y las que recordaré luego....y las que me callo porque son nuestras. Ayer quería decirte todas estas cosas, pero la cabeza me iba muy rápido....
Gracias, te quiero!

jueves, 26 de julio de 2012

EL CUENTO DE LA PRINCESA QUE QUERÍA REINAR II


La pequeña princesa no comprendía ni la mitad de las cosas que estaban sucediendo. Aquella mañana no había despertado en su cama, como era usual. Había despertado en una vieja y sucia cabaña en mitad de un bosque tremendamente frío y oscuro. Alicia se hubiera llevado el susto más grande de su vida si no hubiera sido porque a su lado mirándola muy seriamente estaba Elia.

-         ¿Dónde estamos? ¿Por qué no estoy en mi cama, en palacio? ¿Y dónde están mis padres?¿Y…?

-         Basta, basta pequeña. No me dejas tiempo para contestar. ¿Acaso has olvidado la conversación con tus padres?



No, claro que no había olvidado la conversación con sus padres. En su cabeza la certeza de que estaba en peligro acudió tan de repente que le hizo daño, como cuando bebes un vaso de agua helada. Y Alicia agachó la cabeza. Por su culpa todo lo que más amaba estaba en peligro. Su reino, su casa, su familia, sus padres…

-         Vamos, no te pongas triste Alicia. Yo estoy contigo. ¿Me ves? Vengo preparada para nuestro viaje.- Alicia miró tímidamente a su prima y comprobó que iba vestida como una vulgar campesina. Una gran falda azul oscuro y una blusa de color blanco, como manda la tradición. – Es conveniente no levantar sospechas, pues como bien sabes debemos abandonar nuestro amado reino en busca de la ayuda que ahora nos es tan necesaria….

-         ¿Te refieres al ejército de La Libertad?

-         Shhh! – Elia se acercó rápidamente a ella y tapó su boca con la mano- No debes hablar de nuestro… “encargo” con tanta ligereza, querida. Ten en cuenta que cualquiera puede estar escuchando….¿entiendes?

-         Si, claro que te entiendo, pero ….

-         No hay tiempo que perder, debemos cruzar las murallas del Reino antes de que caiga la noche. Es entonces cuando se produce el relevo en los valientes que guardan la puerta. El rey, tú padre, se ha asegurado que los de la tarde no harán preguntas, pero su influencia se debilita cada segundo que pasa… es vital que nos demos prisa. Coge estas ropas y cámbiate, debemos partir con urgencia.



Alicia miró a su prima y decidió no atosigarla más con preguntas. Su cara era el vivo reflejo de la preocupación y la tristeza. Se vistió sin hacer ninguna otra pregunta, aunque Alicia odiaba profundamente no poder preguntar sobre las cosas. Y sin vacilar siguió a Elia a través del bosque y luego a través de un camino lleno de piedras y barro. Jamás había abandonado el recinto del palacio y aquel bosque que acababa de atravesar, para ella apenas si representaba una pequeña mancha en el horizonte, pero recordaba como había anhelado recorrer su interior imaginando mil y una aventuras a cada paso. Ahora hubiera dado todo lo que poseía, incluido el medallón que la distinguía como princesa del Reino, por no haber atravesado jamás las puertas del palacio. Pero seguía andando firmemente, decidida a resolver el embrollo que había creado. Ni siquiera pudo probar bocado y para no contrariar a Elia tomó un poco de fruta y bebió de la infusión de flores que tan famoso ha hecho al reino de Lis a través de los años. Y siguió caminando, como si a cada paso purgara el mayor de los pecados jamás cometidos.

Al caer la tarde se dio cuenta de que entraban en una pequeña aldea, llena de casitas de madera que ella siempre había contemplado a través de los libros.

-         Es la última aldea antes de alcanzar las murallas. Creo que intentaré comprar algo de comida, por si acaso. Nunca hay suficiente. – Los ojos de Elia estaban totalmente enrojecidos y Alicia comprendió que había llorado durante buena parte del camino.

Pero Alicia estaba demasiado sorprendida como para preocuparse por su prima. La aldea le brindaba muchas imágenes totalmente nuevas y sorprendentes que jamás hubiera esperado contemplar desde tan cerca. Niños jugando, saltando, comiendo, sucios de barro, gritando,  hombres reunidos que reían ruidosamente, perros corriendo de allá para acá, mujeres que hablaban en susurros…penetraron en la calle más ancha de la villa y se dirigieron hacia una cabaña en la que se vendían todo tipo de frascos. Alicia vió como Elia trataba con la mujer sobre el precio de los frascos pero se quedó absorta observando todo a su alrededor y no se dio cuenta de que unas manos inmensas obligaban a su prima a entrar en la cabaña de los frascos. Sólo la alertó el grito de pánico que lanzó Elia, que la salvó de correr la misma suerte. Sin dudarlo Alicia echó a correr. Gritaba sin saber muy bien que decía, pero cuando reunió la suficiente calma y comprobó que nadie la seguía, la niña paró en mitad de la calle y llena de miedo, rabia y desesperación, rompió a llorar.

-¿Qué te pasa, pequeña? – la voz parecía surgir a sus espaldas y Alicia se volvió sin muchas esperanzas de que su situación fuera a mejor. Vió a un hombre joven que la miraba con preocupación. – Gritabas, por eso te he seguido.. no parece que seas de por aquí y … bueno, quizás yo pueda ayudarte. ¿Tus padres?

- Yo, viajo con mi prima señor. –Respondió la niña con la mayor calma que fue capaz.

- Bien ¿y dónde está tu prima? – el joven se aproximó y agachándose a la altura de Alia le permitió comprobar que sus ojos no escondían ningún atisbo de maldad.

- De eso se trata, señor. Fuimos a comprar algo de comida y en la cabaña, estando en la cabaña, mi prima desapareció…

- ¿Cómo que desapareció?

- Pues, desapareciendo, claro está .. me refiero a que estaba y al segundo ya no estaba, algo, alguien la empujó dentro de la cabaña y luego trató de cogerme a mí también, pero yo salí corriendo….

- Ya. Bueno, llévame a esa cabaña y veremos que podemos hacer. Seguro que tu prima anda por allí, comprando algo. No creo que nadie la haya obligado a entrar en un sitio en el que no quisiera estar. En el Reino de Lis no existen este tipo de personas ¿lo sabes, verdad?



Alicia asintió con la cabeza ¡cómo no iba a saberlo! Ella era la princesa de Lis y sabía mejor que nadie todas las cualidades y virtudes de su extenso y precioso reino. Pero también sabía que unas manos gigantescas, sucias y peludas habían tratado de aferrarla y obligarla a entrar en esa cabaña. Ahora se hallaba de nuevo ante la puerta y vió la cara de la mujer que minutos antes había estado hablando con su prima.

-         ¿Esta es?- el joven se volvió hacia Alicia y al comprobar que asentía, se dirigió hacia la mujer – Disculpe, señora, pero mi joven acompañante insiste en asegurar que su prima ha desaparecido en este lugar hace… unos instantes. Yo creo firmemente que se trata de una equivocación pero ¿podríamos entrar a echar un vistazo para que la niña se quede tranquila? Sé de lo inusual de mi propuesta, pero… puedo compensarla si ese es el problema. –El joven se llevó las manos al bolsillo y sacó un puñado de monedas hechas con la famosa piedra negra de Lis. Era una suma importante y Alicia se dio cuenta de que el joven debía pertenecer a una familia noble. Observó también que a la mujer se le encendía un brillo especial en los ojos y también pudo escuchar el triste aullido de un perro que huía despavorido. Un segundo después algo saltaba dentro de la ventana de la cabaña y Alicia comprobó con horror que un cuchillo de piedra negra se clavaba en el pecho de la mujer que en el acto caía al suelo. El joven y Alicia se dieron la vuelta y se encontraron cara a cara con una mujer alta, fuerte y de mediana edad que sin darles tiempo ni tan siquiera a pensar les invitó a entrar en la cabaña rompiendo con fuerza la puerta de una patada.

-         ¡Vamos! –su voz sonaba grave y dura, como la piedra.- ¿A qué esperáis? Supongo que vuestra amiguita ya está muerta, pero … nunca se sabe, podríais tener suerte. – Entró en la cabaña sin dudarlo y el joven y Alicia la siguieron sin saber muy bien por qué. – Perfecto, la mujer ya no nos dará problemas –dijo riéndose y apartando el cuerpo sin vida de la mujer que acababa de matar- presiento el miedo de ¡um! Dejarme pensar, uno, no… tres… no, no tampoco… de cuatro mocosos que andan escondidos y muertos de miedo. –Se volvió hacia Alicia y el joven – vosotros, tened cuidado. Estas criaturas son peores que las ratas, sus padres les han enseñado a engañar tan bien como lo hacen ellos. ¡Salid de dónde estéis pequeños engendros! Seré buena y os perdonaré vuestra vida veníd aquí de inmediato, solo quiero saber dónde tenéis a la chica. – A la vez que hablaba iba revolviendo todo cuanto estaba a su paso. Alicia jamás había visto una estancia tan pobre y tan sucia y la cabaña del bosque de aquella misma mañana le pareció un autentico lujo… luego miró a la mujer a la que seguían y se dio cuenta del miedo que le inspiraba. ¡Había matado a aquella mujer sin dudarlo y estaba segura de que cumpliría la amenaza que había dirigido a los niños!. Así que cuando descubrió a u pequeño de unos cinco años escondido tras las roídas cortinas de lo que parecía ser la estancia principal de aquella cabaña, decidió no decírselo a aquella terrible mujer.

-         Creo que … -el joven que acompañaba a Alicia presintiendo su miedo la tranquilizó poniéndole su mano sobre los hombros- creo que, esto era del todo innecesario… quiero decir, lo de la mujer. No sé de que región provienes pero debo informarte que en el Reino de Lis están prohibidos los asesinatos, las peleas y todo acto ….

-         Oye jovencito, yo ya me sabía el código de memoria mucho antes de que hubieras nacido, pero está claro que aquí en las regiones del límite el código ha dejado de tener vigencia hace ya mucho tiempo…. Son una familia de traidores y es así como llamamos a los que intentan volverse en contra del rey y la reina de Lis. Han cogido a vuestra amiga no sé exactamente porqué y si no la han matado, la llevarán a las regiones del norte y allí la entregarán al Consejero que la sentenciará a una existencia peor que la muerte… así que si, era estrictamente necesario acabar con esta mujer. –Alicia que acababa de escuchar con atención las palabras de aquella mujer, recordó lo que su madre le había dicho y justo cuando estaba a punto de desvelar dónde estaba escondido uno de los niños, se vió abatida por una niña de unos ocho años. Nadie supo de dónde salió aquella diminuta niña pero si la mano del joven no se hubiera interpuesto a tiempo, Alia hubiera muerto atravesada por una cuchillada certera.

-         ¡Por todas las regiones de Lis! Eres una pequeña delincuente- el joven levantó a la niña con mucha dificultad, pues esta no paraba de patalear, arañar y chillar como un ratón atrapado- ya basta, ya basta, ya…

-         ¡Basta! – la enorme mujer, tomó a la niña por el cuello y sin dejar de apretar preguntó con tono muy firme – ¿Dónde han metido tus padres a la chica? ¡Contesta!

La niña que había dejado de moverse indicó con la cabeza hacia una trampilla que estaba bajo una alfombra cochambrosa y maloliente.

-         Quedáos aquí, la tienen oculta en la bodega – antecediéndose a la protesta de Alicia, la mujer continuo- la traeré en un minuto… ¿eres capaz de cuidar de la niña, jovencito?

-         Por supuesto. –El joven contestó indignado y una vez la mujer hubo atravesado la puerta se volvió con tono amable a Alicia-¿estás bien? Menudo susto ¿no? No debes preocuparte, no nos molestará en un rato –dijo refiriéndose a la niña- aún está recuperando el aliento…

-         Si, ya lo veo –dijo Alicia y no dudó en delatar al pequeño que seguía oculto tras las cortinas- ahí hay otro niño.

-         Vale.

El joven sacó al niño de detrás de las cortinas y lo hizo ponerse junto a su hermana. Sin perder tiempo se asomaron a la trampilla que llevaba a la bodega y oyeron las voces de la mujer y de Elia. Alicia estaba segura, su prima seguía con vida y no dudó en estrecharse con ella en el más efusivo de los abrazos. Elia tenía muy mal aspecto. En una de sus mejillas lucía un tremendo cardenal y el pelo que ella siempre llevaba perfectamente peinado y recogido le caía por toda la cara sin control. Aún así su belleza no pasó desapercibida para el joven que tan amablemente se había comportado con Alicia…

-         Es hora de irnos, muchachos. –la mujer que había salvado a su prima se dirigió a ellos con cierta impaciencia- en breve aparecerá el padre y ya no podremos seguir siendo tan discretos. Salgamos de esta cabaña y os guiaré a un lugar seguro.



Y sin oponer la menor resistencia los tres siguieron a la mujer y abandonaron la cabaña y cuando Alia volvió sus ojos para echar un último vistazo hubiera jurado que cinco diminutas cabezas la observaban en silencio desde la ventana de la cabaña. Atravesaron calles angostas muy sucias y repletas de toda clase de bichos y cuando el hedor se hacía insufrible divisaron las hermosas copas de los árboles que les invitaban a penetrar en el bosque del límite.

En el Reino de Lis había multitud de leyendas acerca de aquel bosque maldito. Todas alertaban de los peligros a los que se sometían los que penetraban en el bosque del límite del reino de Lis, pero a Alicia le pareció un lugar muy hermoso.

-         No pretenderás meternos en el Bosque del Límite ¿verdad? –el joven se dirigió una vez más a la mujer.

-         Puedes quedarte dónde más te plazca, pero te recomiendo que no vuelvas a la aldea que acabamos de abandonar. Es muy probable que anden buscándonos para que cumplamos con la justicia del reino ¿no crees?

-         Yo no estoy sometido a ninguna justicia. Soy Aldo hijo del Consejero del Sur – En cuanto el joven pronunció estas palabras Elia y Alicia miraron su mano izquierda y observaron que el anillo de piedra negra que lucía en uno de sus dedos certificaba que era miembro de la nobleza del Reino y ni más ni menos hijo de uno de los Consejeros. Antaño, en el reino de Lis había muchos hombres y mujeres nobles, pero con el correr de los años la nobleza se había ido reduciendo y ahora se limitaba a los Reyes y su familia y a los Consejeros y sus parientes más próximos.- He venido a entregar un mensaje de suma importancia a los Guardianes de la puerta… debo llevarlo antes de que anochezca pero pensaba ir dando un rodeo.

-         Ya me había percatado que eras noble, pero eso no te exime del cumplimiento de la ley. Por otro lado y con todo el tiempo que hemos perdido no llegarás a tiempo si no atraviesas el bosque…a menos que tengas miedo…

-         ¡Miedo yo! Eso jamás, los hombres el Reino del Sur no conocemos el miedo, como bien sabes – Y tenía razón, pues el Lis por todos en conocida la valentía de los hombres y mujeres del sur del Reino. Y Alicia leyó en los ojos de Aldo que no tenia miedo a enfrentarse a ningún bosque. Era alto y delgado y su piel morena evidenciaba la cantidad de horas que pasaba al aire libre. Su pelo era largo y oscuro, como era tradición en los hombres de la región sur y sus ojos eran de un azul intenso y a Alicia le recordaban los de Kira el padre de Aldo a quién ella tan bien conocía. – Pero no puedo fallar en este encargo y me sentiría más tranquilo si rodeo el bosque.

-         Lo atravesarás –la mujer se rió al ver el efecto que causaban sus palabras y cuando logró recobrarse de la risa, dijo en voz alta y muy clara – me llamo Melia y soy una proscrita. Vivo dentro del bosque junto a muchos otros como yo, gente que transgredimos el código y somos sentenciados a pagar por ello. A algunos les pillan, a otros no. Llevo más de quince años oculta dentro de esos árboles y los conozco como la palma de mi mano. Os aseguro que no os pasará nada dentro del bosque y además, no tenéis otro remedio… pues vos –dijo en tono de burla Mºelia- sois el hijo del consejero de la región sur, y como tal no hay mayor honor que servir a vuestros reyes.

-         No lo dudes, mujer –el tono de Aldo era de enfado – y eso es lo que estoy haciendo.

-         No me mal interpretéis, señor –dijo Melia haciendo una reverencia burlona – no pongo en duda vuestras intenciones. Pero estoy segura de que el Rey y la Reina, os agradecerían profundamente que cuidáseis con el mayor de los afectos a su única hija, la princesa del Reino de Lis…

Aldo miró confuso a Melia que en su mano había tomado el medallón del cuello de Alicia.

-         Niña, ¿de dónde has sacado ese medallón?

-         Es mío- dijo Alicia mientras volvía a esconderlo dentro de su camisa.

-         No, ¡mientes!

-         NO, no miente. – Elia que había permanecido ajena a la conversación mientras trataba de reponerse del ataque que había sufrido, se interpuso entre Aldo y su prima. Sacó de un bolsillo su anillo que la distinguía como parte de la nobleza y Aldo pudo distinguir el pequeño rubí que sin duda era patrimonio de la familia real. – Es Alicia, princesa de Lis y yo soy Elia, su prima. Si no puedes creernos fíjate bien en su rostro y descubrirás lo parecida que es a su madre. A ella si la conoces bien, pues todo el reino está lleno de estatuas y cuadros de Mara, nuestra reina. Se que te parecerá extraño y que… no es usual que andemos por aquí, de esta manera, pero… seguro que puedo decirte que pone en el mensaje que llevas. –Aldo miró a la niña y en su rostro descubrió dos hermosos ojos oscuros, tan oscuros como los de Mara. Y una piel clara y unos cabellos largos y ondulados, como los de la Reina de Lis … ¿pero cuantas niñas en el reino podían parecerse a la Reina. Aldo creyó en el parecido pero no quería arriesgarse a fallar …

-         Escúchame, Aldo –Elia intuyó sus vacilaciones- abre el mensaje y léelo, no pierdes nada por hacerlo. Estoy segura que en él se ordena a los Guardines de la puerta que nos franqueen la entrada a la princesa y a mí. Eso es lo que pone, abre el mensaje ¡te lo ruego!

-         ¡Demasiado tarde!- los tres se volvieron a mirar a Melia, que en sus manos tenía el pergamino que Aldo debía entregar en la frontera – veamos … si, es correcto, es como si ella misma lo hubiera redactado …

Aldo se quedó perplejo, pero tuvo que rendirse ante una evidencia tan clara. Y sin dudarlo un instante los tres siguieron a Melia a través del bosque del Límite. Elia les contó todo sobre su precipitada huida de palacio y sobre la importancia de abandonar el Reino de Lis y cuando la noche hizo su aparición en el bosque, Melia les guió hacia un cobijo seguro.

Alicia se acurrucó cerca de su querida Elia y pensó en todo lo que había sucedido a lo largo de esos dos días. Deseó con todas sus fuerzas volver a casa, se sintió cansada. Miró al cielo e intentó recordar todas las terribles historias que se contaban acerca de aquel bosque y sintió un poco de miedo. Trató de hacer memoria sobre una en especial que hablaba sobre… pero enseguida se dio cuenta de que aquellos árboles no entrañaban ningún peligro y escuchando la canción que silva el viento a través de sus hojas, la niña se durmió.

Muy pronto por la mañana la despertó Melia con su voz clara y rotunda:

-         ¡Vamos! Aún queda mucho bosque por recorrer antes de llegar hasta dónde están los proscritos. De ahí al límite del reino hay poco trecho, pero es vital que lleguemos antes de que vuelva a caer la noche.

-         Y ..¿qué tipo de delitos han cometido los.. proscritos?- Elia preguntó tímidamente.

-         No temas, no te harán daño. La mayoría son fieles a los reyes de Lis. Huyen de los Consejeros del Centro y Norte a ellos si debes temerles, y a sus secuaces-

-         ¿Cómo los de ayer? – preguntó Alicia con curiosidad.

-         Si, efectivamente. Llevan años preparándose para la guerra, princesa.

-         No, por favor, llámame Alicia.

-         De acuerdo, Alicia. Como te decía, llevan años preparándose para la guerra y tramando la más terrible de las venganzas que pueda imaginarse…

-         ¿Y cuál es esa, si puede saberse? –preguntó Aldo escéptico.

-         No lo sé, pero te aseguro que no será nada agradable. De cualquier forma, hace mucho tiempo que yo abandoné el Reino para resguardarme en este bosque…

-         Ya ¿y cuál fue tu delito, si puede saberse? – siguió preguntado Aldo.

-         Ninguno es especial, lo mío fue más una terrible pérdida… - Alicia miró a Melia y se dio cuenta de que por más que mirara su cara una y otra vez, nunca lograba retenerla en su memoria… pero le pareció en esta ocasión que la mujer derramaba alguna lágrima.

-         Si, claro. A juzgar por lo que ví ayer está claro que eres totalmente incapaz de cometer un delito. –Melia se frenó en seco y se volvió hacia el joven, pero Alicia la cogió de la mano y dijo casi en un susurro…

-         Si no fuera por ti, yo estaría muerta y mi prima también. Vamos, sigamos andando y cuéntame más historias sobre este bosque ¡es tan hermoso!

-         Jamás hubiera intercedido por ti si tu corazón no estuviera tan limpio como las ramas de estos árboles. Recuérdalo siempre, Alicia.

Cruzaron el bosque sin detenerse más que a descansar, pero guiados por los expertos y firmes pasos de Melia. Y cuando se iba haciendo urgente llegar al destino, descubrieron a escasos pasos un fuego que les anticipaba la presencia de los proscritos del Límite del Reino. Y entonces, Melia se despidió de ellos.

-         Yo me quedo aquí. Hoy no tengo nada que hacer en el campamento así que proseguiré mi camino a través del bosque. Un buen amigo mío os guiará hasta el límite.

-         ¿No te da miedo ir sola?- Alicia miró a la mujer a los ojos y por un instante se dio cuenta de que eran inmensamente profundos….

-         No, pequeña. Es mi casa. Ahora, debéis daros prisa ¡no temáis!. Elia, cuida muy bien de tu prima, al fin y  al cabo es la princesa de nuestro reino y el deseo que formuló debe cumplirse para que podamos seguir viviendo. Estoy segura de que le serás de mucha utilidad y ¡no pienses que no eres la adecuada! No podían haber elegido a nadie mejor para acompañar a la princesa. – Elia asintió con la cabeza. – Y tú, jovenzuelo, antes de que acabe el día realizarás un acto que será realmente valiente y yo te alabaré por ello. – Aldo movió la cabeza y sonrió ligeramente.- Y tú Alicia, princesa del Reino de Lis estoy segura de que algún día las generaciones venideras te recordarán como la primera reina de Lis, debes ser fuerte. –Melia se acercó y besó su cabeza y Alicia se llenó del aroma de verde que desprendía la mujer por todos sus poros. – Recuerda, ante la duda haz caso siempre a lo que diga tu corazón – y cuando el eco de estas palabras aún resonaba en el aire, ninguno de los tres pudo ver más a Melia.

-         Pues, adelante, venir detrás de mí. Debemos cruzar el campamento y encontrar al amigo de Melia … no queda mucho tiempo para alcanzar las murallas y debemos hacerlo antes de que oscurezca –

Aldo se inclinó y esperó a que Alicia y Elia estuvieran en marcha. Al llegar al inicio del campamento, les hizo una señal para que se detuvieran pero ya era tarde, en menos de un abrir y cerrar de ojos, se vieron rodeados por hombres, mujeres y niños que con mirada ansiosa les interrogaban. Un hombre de proporciones gigantescas se acercó a ellos.

-         ¿Quiénes sois?

-         Somos, enviados del rey de Lis. Debemos alcanzar las murallas del reino y llevar un mensaje a sus guardianes –Aldo habló sin titubear.

-         Ya, todos sois enviados del rey. Y el rey envía a un joven noble del Reino junto a una mujer y una niña. Curioso, yo diría que demasiado curioso.

Aldo se percató de su error y sin vacilar intentó enmendarlo.

-         En realidad son mi esposa y mi hija. Siempre viajo con ellas ….

-         Hemos llegado hasta aquí guiados por una de los vuestros, por Melia –Elia no dudó en intervenir consciente del peligro que corrían.

-         ¿Por quién? No conocemos a nadie con ese nombre – una muchacha desaliñada y maloliente se acercó al grupo – vamos tío Ernst, nadie se va a enterar de lo que suceda aquí y ahora –varios gritos de apoyo y júbilo sonaron ante la idea de la muchacha – quitémosles todo lo que lleven de valor y luego .. que el propio bosque se encargue de ellos.

-         No, seguro que la conocéis, se trata de una mujer …. – Elia se paró en seco al darse cuenta de que le era imposible describir el aspecto de Melia- Os daremos todo lo que nos pidáis, pero por favor, dejadnos atravesar vuestro campamento…

-         Claro y también os haremos un plano detallado de nuestra situación. Ni hablar! –el hombre gigantesco, Ernst, volvió a tomar la palabra.

-         ¿Ernst? –sobre las cabezas de todos surgió una voz burlona y despistada – Ernst, no entiendo el motivo de tanto grito. Sabes que odio madrugar.

-         ¡Cállate, Siro! ¿ qué haces subido en un árbol?

-         Por toda la piedra negra del reino ¿estoy subido en un árbol? Ya entiendo la razón de porqué he dormido tan poco hoy – Alicia, miró con curiosidad a la copa de aquel inmenso árbol y pudo distinguir sin lugar a dudas a un hombre que vestía una llamativa camisa color burdeos. Por todos es sabido que este color solo debe ser llevado por la Reina de Lis, pero a aquel hombre parecía no importarle. Su pelo era de un castaño claro, y le caía sobre el rostro dándole una aspecto juvenil aunque Alicia estaba segura de que era algo mayor que su prima Elina. No pudo distinguir el color de sus ojos pero su amplia sonrisa le pareció encantadora. El hombre estiró los brazos y bajó del árbol deslizándose con una destreza sin igual. – A ver, Ernst, ¿qué tenemos aquí? Una hermosa mujer y una preciosa niña. Sin duda, son mías y … este jovenzuelo también – El rostro de Aldo dio a entender que estaba harto de que lo llamaran de esa manera.

-         Tengo 29 años, creo que es edad suficiente cómo para que dejéis de llamarme así.

-         Si, si, si, si, jovenzuelo, no hay problema. El caso es que es tarde y …debemos ponernos en marcha. Soy vuestro guía.

-         ¿Qué? – la exclamación fue general, incluso parecía que los propios árboles divertidos habían coreado la palabra.

-         ¿Cómo? –bramó Ernst – no te llevarás a nadie a ningún sitio. Son nuestros prisioneros y nadie hará nada hasta que los llevemos al campamento y …

-         Querido Ernst, no quería llegar a esto , pero no me dejas más remedio. – Siro cogió al hombre por el hombro y musitó una sencilla frase muy cerca de su oído- Ella desea que se haga así. Y no queremos contrariarla ¿no es cierto?

El rostro de Ernst se volvió blanco y aunque la frase de Siro había sido dicha en voz baja, todos la escucharon y enmudecieron al instante. Sin mediar palabra condujeron a los tres extraños hacia las entrañas del campamento y una vez allí les dieron comida y agua. Jamás hubiera imaginado Alicia ver un campamento de proscritos, de hecho nunca hubiera sospecha que en el Reino de Lis existían proscritos. Todo estaba construido en perfecta armonía con el bosque, aquí y allá surgían huecos de árboles gigantescos que servían de cobijo a los centenares de hombres y mujeres que allí vivían. En el lugar más insospechado al abrigo de unas rocas o matorrales surgían casas que más bien parecía la prolongación de un mundo creado totalmente al amparo de la vegetación. Incluso en las cimas de los árboles como si de ardillas gigantes se tratara vivían personas que curiosas miraban a los tres extraños con cierto nerviosismo. Pero la visita fue muy corta y ni tan siquiera se despidieron de ellos.

-         Debéis perdonarles, no tienen modales ningunos – Siro se dirigía en exclusiva a Elia.

-         Ya, seguro que a vos os sobran –dijo la muchacha con mucha seriedad.

-         Bueno, estoy acostumbrado a otro tipo de compañía, no creeréis que vivo aquí en este … lugar.

-         Y ¿entonces porqué dormís aquí? –preguntó Alicia con mucha curiosidad. – Parecía que todos os conocían…

-         Si niña, pero es que estoy solo de paso yo … estoy acostumbrado a grandes ciudades y exquisitas compañías…

-         Ya. ¿Cuándo has visto a Melia? ¿Te ha explicado hacia dónde tienes que guiarnos?

-         ¿Melia? No sé de quién me hablas. Lo cierto es que os guío hacia dónde vosotros dijisteis que queríais ir ¿no? – Siro se paró y señaló con su mano firme.- Es allí mismo, observad las murallas negras del Límite. Dicen que antes de construirlas la piedra negra de Lis brotaba por doquier pero la agotaron y esa es la razón por la que ahora debemos buscarla en el interior de la tierra… Allí está la puerta construida con la madera de árboles centenarios. Y junto a la puerta podéis observar el puesto de los Guardianes. Es bastante amplio, tened en cuenta que en su interior se alojan 20 guardias que por turnos custodian las puertas durante un año. 10 de ellos los que las velan durante el día, pertenecen a las tierras del sur y del este, los otros diez pertenecen a las regiones del norte y del oeste …

-         Gracias, lo sabemos – Aldo avanzó firme hacia las murallas. Allí debía entregar el mensaje. Elia lo siguió de cerca, pero Siro tomó las manos de Alicia y la hizo quedarse a su lado.

-         ¿Dime pequeña? ¿Quiénes sois realmente y que habéis venido a hacer aquí?

-         Na…nada. Quiero decir, que somos, todos somos parientes de … bueno, debo irme porque – la niña comenzó a ponerse nerviosa, pero los brazos de Siro eran fuertes. Fue entonces cuando Alicia miró directamente a los ojos de Siro y comprobó que eran oscuros, no tanto como los suyos y que estaban llenos de desconfianza y curiosidad.

-         No me mientas, al fin y  al cabo no volveremos a vernos. Venga, no seas mala. Dime quienes sois y te dejaré marchar….

-         Yo …-preocupada por la situación, Alicia pisó con fuerza el pie de Siro y este, desprevenido le soltó las manos. La niña comenzó a correr hacia la muralla, pero a los pocos metros de distancia se le atravesó un hermoso lobo de dimensiones colosales. Muerta de miedo  Alicia se quedó petrificada y apenas si llegó a notar la respiración de Siro en su cuello.

-         A las niñas malas tal y como sabrás por los cuentos, se las comen los lobos. Así que si quieres que te libre de este, me dirás de inmediato quién eres y qué haces aquí.



Aterrorizada y sabiendo que aquel hombre era su única salvación, Alia habló sin volverse.

-         Soy Alicia, la princesa del Reino de Lis. Elia es mi prima y las dos juntas debemos atravesar las murallas e ir a buscar ayuda – Alicia comenzó a llorar desesperada – se avecina la guerra y me temo que todo es por culpa mía. Hace dos días debía formular mi deseo y nombrar a mi prometido pero …¡no lo hice! ¡no lo hice!  Llevaba tiempo pensando, es como si una idea pasara por mi cabeza y … ni siquiera se lo había contado a mis padres pero cuando me hicieron la pregunta, cuando me preguntaron …. Yo …

-         Bueno –dijo asustado Siro- está bien, no hace falta que me cuentes más por ahora; no he entendido nada de lo que me has dicho. Lo que tenía claro es que eras la princesa de Lis no sabes disimular el medallón bajo esa terrible y vulgar camisa. En cuanto a lo de atravesar las murallas es una auténtica locura. Todo el mundo sabe que eso supone una sentencia de muerte segura….Así que no se me ocurre más que tus padres te hayan enviado tras esas puertas para librarse de ti y de tu encantadora prima … -Siro miró de reojo a la pequeña y se dio cuenta de efecto que sus palabras producían. Las lágrimas de desesperación dieron paso a otras de profunda tristeza- Vaya, no me hagas mucho caso, lo que decía eran simple conjeturas. ¿Entiendes? No, ya veo … mira, guarda esas lágrimas, las necesitarás una vez atravieses la muralla. Y ahora dame la mano, este lobo no te hará daño si estás conmigo. No le mires a los ojos, eso es importante.

Alicia estaba profundamente dolida. Era cierto que ningún habitante de Lis conseguía regresar una vez franqueadas las murallas. Pero tenía la seguridad que sus padres la amaban por encima de todas las cosas y si la habían enviado allí era por la urgencia de la situación, para protegerla y porque confiaban en ella. Se enjugó las lágrimas con la mano que le quedaba libre y  con mucho cuidado siguió las indicaciones de Siro… pero al pasar junto al lobo no pudo evitar mirarlo y lo que vió la dejó perpleja pues si un instante después hubiese tenido que describir su mirada sólo hubiera podido decir que sus ojos eran tan profundos como el infinito. Aturdida como estaba no se dio cuenta de que dos guardianes habían apresado a Siro y les conducían a la muralla.

-         Alicia ya está hecho. Dentro de unos momentos se abrirán las puertas – Elia sacó de su bolsa una prenda de abrigo y se la puso a Alicia- abrígate, dicen que tras las murallas el aire viene frío. ¿Estás preparada? – el miedo y el nerviosismo se apoderaban de Elia, pero la niña estaba tratando de recordar ….

-         Señora, ha llegado el momento –los guardianes se colocaron frente a las dos inmensas hojas de la puerta de la muralla – hemos de hacerlo rápido, antes del cambio …

-         Si, claro. Abrid las puertas, no tengo miedo. Protegeré a la princesa con mi propia vida, esta es mi misión  y la voy a cumplir …

-         Vaya, estarás satisfecha, bajo mi punto de vista eres demasiado hermosa para desperdiciarte de semejante forma …-Siro recibió un golpe por parte de uno de los guardias que le custodiaban mientras los dos que estaban frente a la puerta comenzaban a despegarla, como si el paso de los años sin abrirla la hubieran sellado de una forma especial.

-         ¡Tu cállate! En cuanto terminemos con esto serás trasladado a la ciudad de Tersa y tal y como manda la tradición serás ajusticiado en su plaza –el guardia que le había golpeado rió sin compasión. Elia miró a su prima con preocupación pero la niña estaba absorta, perdida …. Alicia trataba de hacer memoria, era sobre la leyenda del Bosque del límite… sobre una mujer, una mujer que vagaba por el Bosque del límite buscando algo…

-         - No creo que la idea me guste demasiado – Siro volvió a recibir un segundo golpe.

-         Señora, las puertas ya están listas. No podemos arriesgarnos a abrirlas más. El ruido podría alertar a los otros guardianes y …

-         Esta bien. Vamos mi niña este es nuestro destino –Elia cogió con fuerza a su prima y comenzó a avanzar hacia la puerta …

-         ¡Espera! – Aldo la miró con admiración infinita -¡espera! Quédate en Lis, yo acompañaré a la niña.

-         Gracias Aldo –dijo Elia sin pararse ni por un segundo- pero este es mi camino y jamás me separaría de ella ….

-         Pues entones seremos tres – y Aldo sin dar tiempo a ningún reproche por parte de los guardianes que de esta manera contravenían su deber de no dejar atravesar a nadie las murallas de Lis, atravesó las puertas.

Pero Alicia no fue consciente de nada. Pues a su cabeza vinieron las palabras de su madre:
"Hace mucho, mucho tiempo, cuando el sol y la luna compartían el mismo cielo existió en el Reino de Lis una hermosa mujer llamada Maelia. Dicen que su hermosura no era comparable con ningún otro ser de la naturaleza y no es de extrañar que el rey de los lobos que por entonces moraban en las tierras del norte de Lis quedara prendado de la belleza de Maelia. Pero ella como es natural se desposó con un hombre y este hombre le dio una hija. Pero cuando la niña cumplió cinco años, el rey de los lobos encontró el hogar de Maelia y enfermo de amor y cegado por los celos el rey dio muerte al hombre y se llevó a la hija de Maelia.

-         Bien ahora ¿cómo le explicamos al rey y sobre todo al Consejero del Sur que su único hijo varón ha desaparecido de reino? –los guardianes de las puertas de la muralla estaban enfrascándose en una acalorada discusión, hecho que propició que Siro se liberara de las garras del que lo mantenía preso y sin dudarlo y antes de que pudieran cerrarse las puertas, se deslizó con sorprendente destreza a través de ellas.

-         Mejor vivo que muerto, es lo que siempre digo – es lo último que los guardianes escucharon de la boca de Siro y lo primero que oyeron Elia y Aldo pues Alicia había recordado la leyenda de Maelia.

Se llevó a la niña a través de todo el reino de Lis y Maelia los siguió consumida por la rabia, la pena y la desesperación. El rey decidió ocultar a la pequeña en las tierras del sur que por aquel entonces constituían el límite natural de reino ya que no había muralla ni bosque. Pero la ocultó tan bien que a él mismo se le olvidó el lugar exacto. Maelia recorrió esas tierras palmo a palmo y a medida que pasaban los días crecía su tristeza y su desesperación. Las lágrimas brotaban de sus ojos con la fuerza que sólo posee el amor más infinito y puro. Y por cada lágrima derramada surgió en la tierra un hermoso árbol que al correr de los años se transformó en un enigmático y tupido bosque, un bosque surgido del amor más puro y la tristeza más profunda. En las lindes de ese bosque quedó atrapado el rey de los lobos muerto en vida a sabiendas de que Maelia jamás le perdonaría.

Y dice la leyenda que Maelia sigue vagando por el bosque, buscando a su hija perdida y  que el rey de los lobos la busca en los límites conservando la esperanza del perdón de Maelia.

Ningún ser humano puede atravesar el bosque, y la leyenda dice que solo una niña de corazón puro que pueda mirar en los ojos de Maelia y el Lobo será capaz de encontrar a la niña perdida y atravesar el bosque con vida."